Safari por el río Mara

Amanece un día claro y todos entendemos mientras desayunamos que lo que es bueno para Maasai Mara lo es para nosotros y la lluvia que en la noche nos causó tantos problemas es la fuente de vida de un espacio natural en el que millones de almas conviven armoniosamente. Salimos de safari.

Las hienas cautivan nuestro corazón. ¿Quién ha dicho que este animal es feo? ¿Por qué tiene tan mala fama? Todos coincidimos en su poder de adaptación al medio, su inteligencia y por su puesto la elegancia de su mirada frente a frente.

Al fondo, el río Mara. Y en él cocodrilos e hipopótamos de dimensiones impensables. Son los amos del río. Pero no rivalizan. Cada uno en su lugar y protegiendo el ecosistema del río. Un ranger armado, como siempre por aquí puesto que el furtivismo a pesar de los esfuerzos conservacionistas se sigue dando, nos ha llevado a recorrer un buen tramo de las orillas del río Mara. Hemos visto a los cocodrilos tomando el sol codo con codo con el gran corpachón de Kiboko (el hipopótamo).

Unas 6 familias de hipopótamos nos ofrecido un recital de su quehacer diario. Para defender la jerarquía establecida un macho adulto ha tenido que poner las cosas muy claritas, a pesar del color achocolatado del rio Maraa, a un aspirante que acuciado por sus impulsos sexuales quería ocupar su lugar. Ante nuestros ojos presenciamos un espectáculo de fuerza y sonido espeluznante. Y a ningunos nos hubiera gustado estar en medio de estos dos gladiadores del río. Parece mentira que un herbívoro exhiba un armamento tan contundente a la hora de defenderse y eso ocurre con el hipopótamo. Capaz de partir por la mitad una canoa de una sola dentellada.

De todas las aves observada a lo largo de esta expedición un pollo de Alimoche y los buitres orejudos nos han llenado de satisfacción pero sin duda el Secretario o Serpentario nos ha cautivado por la extraña figura de un ave gigante emparentada con los halcones.

El Mara Maasai

Amanece, que no es poco y lo primero que hace nuestra expedición es entrar en contacto con un poblado Maasai para conocer su particular estilo de vida: son pastoralistas, nómadas y con un sentimiento muy acentuado del territorio en el que vivieron sus antepasados y aún hoy siguen desarrollando sus vidas. Los poblados a los que dan el nombre de Many ata están formados por una muralla de espino de acacia de forma circular que les protege a ellos y a los animales de los ataques de los leones. Y en su interior las casas construidas con excrementos de vaca a modo de adobe africano que se enmascara totalmente con el paisaje .
Cantos de bienvenida, explicaciones de todo tipo, miradas curiosas y de complicidad entre nosotros y ellos, los reyes de Maasai Mara. Fue un inicio de jornada inolvidable…

Pero solo fue el principio. Una vez entramos en este paraíso de Maasai Mara avistamos los primeros Ñues, lo cual nos llenó de satisfacción pues en esta fechas pensábamos que en gran numero se habrían marchado al Serenguetti (Tanzania). Pero no fue así. En gran número estos antílopes cortaron el camino a nuestro paso mezclándose con cebras, elefantes, antílopes y jirafas. Pero esto so estábamos expectantes de encontrarnos con algún gran felino. Y el príncipe de la sabana apareció. Se le notaba satisfecho tras una buena comida y dispuesto a hacer una buena digestión a tenor de la tripa que se le observaba. El guepardo. Gran atleta de estas latitudes era hoy más que nunca un animal plácido en sus horas de sesteo.

Después llegó Simba, aportándonos una escena que gente conocedor de esta reserva reconoce como extraordinaria. Un grupo de 17 ejemplares, casi todas hembras, daban cuenta a su manera y de forma organizada de un recental de búfalo cafre al que se le observaban las llamativas heridas por donde le llegó la muerte. Mientras los leones comían, rodeado de insectos, nosotros les observábamos a unos escasos 15 metros de distancia desde el techo de nuestro camión.

Después como a 10 minutos del lugar dos machos de melena rubia descansaban entre la vegetación como si con ellos no fuera la cosa, pero entendimos que formaban parte del clan familiar.
Misión cumplida, el León ya forma parte de las especies que hemos avistado en esta expedición en honor a Félix.

Esta Reserva merece todo el respeto por la variedad de especie la calidad de sus poblaciones y el enorme territorio protegido a disposición de todas ellas, sin que el hombre intervenga. No hemos podido evitar recordar aquellas palabras de Félix que decían: “Queridos amigos, que contento estoy de poder compartir estas aventuras en el Mara Maasai”.

Y la lluvia entró en escena. De manera precipitada tuvimos que instalar nuestras tiendas durante una tormenta rigurosa que traía tanta agua como incertidumbre por que la noche nos alcanzaba. Inolvidables horas en la oscuridad y a la luz de nuestros candiles de queroseno. Las hienas entonando en la noche su melancólica sonata y los leones retándose bajo las nubes negras.

Nakuru

Aún así y después de dormir una noche en las entrañas de este parque rodeados por búfalos cafres (especie predominante aquí), debemos reconocer la gran biodiversidad del mismo y la gran importancia que para el África oriental tiene todo este área.
Sorprendidos ante la figura placentera de los rinocerontes blancos y negros, también de centenares de gacelas, antílopes, facoceros, con sus crías y en las madrigueras, chacales y diferentes tipos de águilas.

Pero la reina de nuestros mejores momentos ha sido la hiena manchada. Las hemos visto deambular alrededor de nuestras tiendas, pero lo más impresionante es comprobar su fortaleza física atravesando los barrizales del salar que protegen la mina de agua del lago Nakuru en busca de algún joven polluelo de flamenco. Este mamífero que tiene tan mala fama y al que en algunas regiones se le conoce como la terrible Fisi, a todos nos ha parecido un animal bello, poderoso y hasta elegante.

Nakuru está sufriendo, como toda Kenia, una gran sequía y esto hace que haya descendido el número de flamencos y que incluso se haya dispersado a lo largo de las aguas del lago. Hemos encontrado muchos cadáveres de flamenco conservados por la sal y aún sabiendo que este hecho forma parte de la imprescindible selección natural nos entristece y nuestros prismáticos se han dirigido a las decenas de estas miles de aves que con el rosa de su plumaje han escrito esa mañana una página multicolor más del ilustrado libro del lago Nakuru.

Próxima parada: La Reserva de Maasai Mara. Lugar privilegiado para seguir disfrutando la gran variedad de maravillas que nos ofrece la naturaleza salvaje.

Durante el camino hacia Maasai Mara los preciosos niños keniatas nos hacen mas llevadero el viaje. A pesar de sus condiciones de vida, nos regalan siempre una sonrisa y mil saludos esperando tan solo como recompensa nuestro saludo y nuestras sonrisas. El pan alimenta, pero cuando este se hace difícil el cariño de la vida de estas criaturas.

Los Pokot

Hipopotamos y cocodrilos llamaron nuestra atención nada más asomarnos al lago Baringo, pero en este lago dulce (situado en el valle del Rift), las grandes estrellas de la zona son las aves.

¡Un auténtico paraiso!



Para observar con detenimiento la gran diversidad de aves del lago Baringo nos embarcanos en una lancha para recorrer sus orillas desde el agua.

Ante nosotros diferentes especies de Martín Pescador, desde el más pequeño al mas grande, la cigüeña africana, conocida también como Tantalo, y la garza más grande del planeta, la Garza Goliat.

En las orillas otros animales como el Barano o el Daman venían a completar el reino animal, junto a hipopotamos y cocodrilos del Nilo, pero lo más sorprendente fue la relación respetuosa que tenían los pueblos de la costa y el gran Pigargo Vocinglero. Esta raza, habitando totalmenten en libertad buena parte del lago baringo, acudió a nuestra presencia y a escasos metros de nosotros, ante la llamada con un pescado de regalo, para que nos mostrara su agilidad en el vuelo y en la pesca.

También aprovechamos para visitar la tribu de los Pokot. Varios hombres y mujeres organizados en estructura familiar nos hicieron una demostración de su vida en plena naturaleza en un territorio verdaderamente difícil por sus condiciones climaticas.



Uno de esos hombres mayores capturó ante nosotros a un mortífero alacrán, despues de ternerlo en sus manos evitando su picadura. Le arrancó el aguijón y volvió a dejarlo en libertad en un gesto que nos sorpendió, puesto que podía haberlo matado, ya que estos animales provocan muchísimas muertes a lo largo del año a sus familias.



Una mujer mayor volvió con nosotros en el camión a los aledaños del lago Baringo, donde fue a visitar a un familiar. De este modo nuestra expedición y los nómadas del norte de Kenia unieron sus pasos en una misma dirección.



Próximo destino Nakuru, la cuarta ciudad más importante del país.

Nos aprovisionamos de algunos viveres para proseguir el viaje. Algunos nos quedamos perplejos ante el gran crecimeinto de la ciudad que, sin duda, tiene y tendrá consecuencias para el parque nacional de Nakuru.

De hecho es uno de los pocos que está vallado y además los rios que alimentan el grandioso lago Nakuru reciben la contaminación de esta más que incipiente urbe africana.

Agua y Montaña que rompen la sabana

La noche nos aguarda y si al final de nuestro anterior relato comentábamos que sentíamos un ligero fresco en nuestros cuerpos, la noche para algunos fue terrorífica. La diferencia radicaba en la calidad de los sacos de dormir.
Algunos de los expedicionarios no pegaron ojo debido al intenso frío (unos 0 grados). Se agradeció al amanecer el desayuno y un pequeño traking camino del Monte Kenia (más de 5000 metros de altura). Fue un paseo de unas tres horas en las que nos cruzamos con bufalos, Bush Buck (antilope de bosque), un grupo de colobos de cara blanca y descubrimos y analizamos excrementos de Leopardo, algunos incluso de esa misma mañana.

La tercera etapa del viaje por tierras Keniatas era larga, pero merece la pena. El espectacular Lago Baringo nos recibe al atardecer.

Justo el momento en que los cocodrilos buscan las profundidades del agua y los hipopotamos se preparan para su festín nocturno diario.

Es impresionante verles salir de las aguas para pastar. Y mucho más impresionante sentirle a nuestras espaldas, a unos 15 metros mientras cenamos en el campamento.

Esta noche será diferente para todos. Se nos ofrece la posibilidad de dormir en cabañas con baño. Ninguno desaprovechamos la oportunidad. Un baño reparador y sumamente placentero. Perfecto en el ecuador de nuestro viaje. Y nunca mejor empleada la expresión, ya que entre Monte Kenia y el Lago Baringo artravesamos esa línea geográfica que divide el hemisferio norte del sur.

El monte con nombre de país

El Monte Kenia nos recibe con su frío aliento.
Las temperaturas han bajado en la montaña hasta los cero grados. El paisaje ha cambiado de repente, la fauna, la flora … ¡por un momento parecíamos estar en los pirineos!
Aunque ya contábamos con ello no nos ha dejado de sorprender.

Alcanzamos el campamento del Monte Kenia con una escasa media hora de luz (18:15) debido a que debimos reparar los dos pinchazos sufridos en el camión. Suficiente para montar el campamento (cada día se nos da mejor montar las tiendas de capaña).

Disfrutamos de una suculenta y reconstituyente cena a base de sopa nativa, ensalada y carne (algunos echaremos de menos en España las excelentes dotes culinarias de nuestros cocineros Shalim y Mike) y procedimos a montar la infraestructura para proyectar una nueva sesión de videos inéditos de Felix en Africa y escuchar algunos cortes de sus programas de radio.

El fervor del áfrica negra

Después del desayuno, nuestro objetivo es mezclarnos con la mítica tribu de los Samburu.

Visitamos su poblado (Manyata), asistimos a sus cantos y rituales de bienvenida, Sucbtao (el Osongolio) que imita a los animales y atesora todo el fervor de una tierra milenaria.

Mujeres, niños y hombres están contentos de recibirnos y entendemos la importancia de la conservación y el respeto a estas culturas, que forman parte del patrimonio natural del áfrica negra: Bienvenidos al Paraiso.

Al mediodía ya estamos camino de nuestro segundo campamento en el monte Kenia.

En la cumbre la nieve y en el camino la neblina y cierto fresquito.

En áfrica no todo es un calor abrasador, también se siente el frío.

Paraíso de naturalistas

 

Nada más amanecer comprobamos que a menos de cinco metros, ¡cin-co!, de nuestra tienda de campaña unos elefantes han dejado su rastro, cruzaron el río y atravesaron el campamento sin que nadie se percatara en mitad de la noche.

La emoción es aprovechada por un grupo de unos 50 papiones perrunos que deciden desayujnar a nuestra costa y nos atacan de forma organizada aprovechándose de parte de nuestros desayunos. El pan es su alimento favorito de nuestra mesa.

Entre las risas del grupo y la preocupación de los Askaris (los guardas que nos acompañan) pasamos un episodio inolvidable, aunque su ataque inicial nos alertó.

Media hora después ya estamos en ruta, recorremos la cuenta del río hasta ver, por primera vez, al gran cocodrilo del Nilo, antílopes de al menos ocho especies distintas. Facoceros junto a un grupo de Oriyx descubrimos a la reina de la jornada, la exclusiva cebra de Grevy, un enorme animal de escasa y amenazada población y que a Félix le fascinaba.

Y no sólo encontramos esta variedad animal en la tierra. Dedicamos unos momentos al cielo y clavamos obnuvilados nuestra vista al vuelo de águilas marciales, buitres de Rupell y esas aves de pico curvo conocidas como Calaos. En fin una maravilla, el paraíso de los naturalistas.

Fernanda Serrano

Recibimiento animal

A medida que la tarde va avanzando entendemos perfectamente por qué Felix amaba estas tierras, considerándolas uno de los últimos paraísos del África oriental aún sin alterar.

Llegamos a territorio Samburu, al norte de Nairobi. La entrada al parque ha sido espectacular. Comentaba en el post anterior la posible fauna que nos encontraríamos. Nos reciben de entrada las jirafas y rápidamente empezamos a descubrir naturaleza en estado salvaje: elefantes, gacelas, dik dik, y otros hervibororos de la sabana que conviven en un escenario espectacular.

Hemos asistido, yo con los pelos de punta, a la caza de un varano monitor, de más de dos metros de longitud, de un pequeño ungulado tras unos arbustos.

Cae la noche y montamos nuestro primer campamento a orillas del río N’waso Ngiro. La experiencia es inolvidable, acogidos bajo enormes acacias y donde el gran cocodrilo del Nilo se solaza entre nosotros, nos reponemos bajo una lona a prueba de leones (los escuchamos por la noche) y elefantes.

Os dejo esta imagen que me ha quedado de postal. Buenas noches.

Fernanda Serrano

Masái Mara y tribus africanas

El retraso aparente de África, aparece así como la expresión de otra manera de concebir las relaciones humanas y el reparto de las riquezas. Un encuentro de Occidente y África debe fructificar, actuando como un principio de precaución ante los peligros que amenazan a la humanidad como especie. África supone una reserva de valores para el futuro, a partir de la confrontación de puntos de vista y de culturas y no de la victoria de unas sobre otras, es de esta forma como podemos imaginar un futuro más esperanzador para todos.
Nos comentan que en Kenia existen más de setenta grupos tribales. Las distinciones entre muchos de ellos son bastante imprecisas, dado el avance de la cultura occidental y la desintegración de los valores ancestrales. Sin embargo, aunque el africano medio se haya ido apartando aparentemente de sus tradiciones, la tribu sigue siendo el elemento más importante en la identidad de los individuos.

Esta tarde partimos hacia el masái Mara, famoso por su población de leones y por ser el hogar de especies amenazadas tales como el rinoceronte negro, el hipopótamo que se encuentra en los ríos Mara y Talek, y el guepardo, habiéndose reducido notablemente el número de ejemplares de este último. Otro carnívoro que parece que podemos encontrar entre esta tarde y mañana es la hiena manchada. Sin embargo, el verdadero poblador de este parque es el ñu, del que se estima que haya millones de ejemplares.

Fernanda Serrano

Kenya, paraíso animal en la tierra

Estoy desubicada. Nada más poner el pie fuera del aeropuerto de Nairobi siento que estoy en un escenario de una película, tan diferente al que me acoge cada día en mi rutina occidental.

Nos depojamos ya de nuestras maletas y abrigos y nos reunimos con nuestro guía, el naturalista Luis Miguel Domínguez, quien comparte con nosotros su experiencia y el grupo somos todo oídos mientras nos reproduce estas palabras de Félix:

“Las inmensas sabanas, estepas, lagos y cursos fluviales que se extienden a lo largo y ancho de Kenia y Tanzania son una de las pocas regiones naturales del planeta donde el equilibrio de las comunidades animales apenas había sido alterado por la presión humana, a principios de siglo.

Pero lo cazadores aficionados y profesionales y, sobre todo, la expansión de la agricultura, pusieron en peligro, después de la guerra europea, esta espontánea riqueza faunística.

Cuando Kenia y Tanzania se emanciparon, sus jóvenes gobiernos comprendieron que tenían en sus manos una riqueza incalculable: los últimos paraísos animales en la tierra. Y abrieron los parques naturales al turismo mundial.”

Y aquí estamos hoy nosotros, disfrutando el que era para Félix el gran triunfo del turismo africano “el milagro de poner ante los ojos del hombre las maravillas de la vida salvaje que habían permanecido ocultas durante miles de años”.

Fernanda Serrano

Comenzamos el viaje

Una de las actividades de Félix Rodríguez de la Fuente en su faceta como naturalista, fueron los viajes que realizó como guía de naturaleza a distintos países, acompañando a los viajeros y sumergiéndoles de forma excepcional en los valores humanos y naturales de las distintas regiones. En esta actividad Félix acompañó a un gran número de personas a visitar varios países del continente africano.

Y seguro que sería un placer para Félix estar en este momento en Amsterdam, con este grupo de jóvenes y mayores que nos hemos juntado, haciendo escala para volar a Nairobi y repetir una de sus numerosas rutas en África.

La jornada ha comenzado muy temprano, el vuelo de Madrid ha salido pasadas las seis de la mañana. Ahora, en la capital holandesa, mientras esperamos nuestro avión, compruebo lo emocionados que están mis compañeros de viaje. Son numerosas las anécdotas y recuerdos que tienen de la vida de Félix y constato, una vez más, qué valioso fue lo que dejó Félix sembrado en gran parte de la población de este país.



Fernanda Serrano

Sólo falta 1 día

Estoy inquieta. Faltan menos de 24 horas para emprender este viaje a Kenia. Han sido varias semanas preparando el viaje emocionada, pero hoy estoy intranquila, ansiosa sería la palabra. Quiero verme frente al grupo de gente desconocida con quien compartiré esta “expedición” africana.

Para ir abriendo boca y despertando el gusanillo viajero os dejo la que podría ser la última película de Félix Rodríguez de la Fuente que aún no habíamos visto. Es un documental de unos 20 minutos de duración y rodado íntegramente en África. Lo filmó, de forma casi artesanal y en formato Súper 8, allá por la década del 60, años antes de que la serie televisiva ‘El hombre y la Tierra’ le convirtiera en una de las personas más conocidas y apreciadas de España.

Ese vídeo es parte del material realizado por Félix Rodríguez de la Fuente que voy a disfrutar con el resto de mis compañeros que partiremos esta madrugada hacia Kenia. Me embarco en esta aventura promovida por la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente y que nos llevará a algunos de los parajes que el naturalista estudió en África durante su formación como divulgador.

Fernanda Serrano

Seguiremos a Félix en Kenia

La Fundación Félix Rodríguez de la Fuente comienza su aventura en África. El 11 de noviembre un grupo de 10 personas partirán rumbo a Kenia para conocer los espacios naturales del país con mayor número de fauna salvaje de nuestro planeta, siguiendo las huellas de Félix.

Con un compañero de viaje de lujo, la voz, las fotografías, los reportajes y videos de los viajes de Félix al África oriental y con el mejor de los guías, Luis Miguel Domínguez, gran naturalista español, conocedor de la obra y vida de Félix y de la zona a recorrer tras un año de estancia en Tanzania.

El viaje tendrá una duración de 12 días a lo largo de los que visitaremos los parques nacionales de Massai Mara, Lago Nakuru, Montes Aberdare, Lago Baringo, Samburu, Monte Kenia y Nairobi. En un camión todoterreno y acampando en plena naturaleza, tal y como hizo Félix, podremos escuchar, ver y conocer la propia experiencia del gran naturalista, gracias a las presentaciones que cada noche y en el campamento, se proyectarán para los viajeros.

Este proyecto de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente pretende dar a conocer las facetas más inéditas de nuestro gran naturalista y ponerlas a disposición de la sociedad.

Fundación Félix Rodríguez de la Fuente y Club Marco Polo diseñan viajes de autor a Kenya, inspirados en la experiencia de Félix

La oportunidad de conocer África a través de los ojos de Félix, cuya pasión por la vida nos permitirá acercarnos a Kenya de un modo inolvidable

Con el fin de conservar y divulgar el legado de Félix Rodríguez de la Fuente, la Fundación que lleva su nombre emprende un nuevo proyecto basado en una de las actividades más desconocidas del gran naturalista: varios viajes de autor a Kenya, en colaboración con Club Marco Polo (Viajes Azul Marino), el primero de los cuales partirá el próximo 12 de octubre.


En un etapa muy poco conocida de su vida, Félix acompañó a un sin fin de viajeros a varios países de África con el fin de explicarles en profundidad las características de los pueblos que los habitaban y su extraordinaria y valiosa naturaleza.

En África viajó a Uganda, El Congo, Tanzania y Kenya, entre otros países, y hoy comenzamos redescubriendo esta inédita faceta de Félix, siguiendo sus huellas, en un viaje de autor a las reservas naturales más importantes de Kenya.

El guía de naturaleza que nos acompañará en este apasionante proyecto es Luis Miguel Domínguez, naturalista y buen conocedor de la obra de Félix Rodríguez de la Fuente y una de las máximas autoridades en divulgación científica y con gran presencia mediática. Director y presentador de multitud de series de temática naturalista y viajera y con varios premios de reconocido prestigio a sus trabajos, es un viajero incansable y buen conocedor del África del este, donde vivió durante más de un año.

El itinerario recorrerá los parques nacionales más importantes de Kenya, desde Masai Mara, Nakuru, Aberdares, Samburu, Monte Kenya y Nairobi, acompañados de las explicaciones de Luis Miguel Domínguez y de la voz, las imágenes y los artículos de Félix que serán contados a los viajeros en las noches de acampada en la sabana africana.

Viajaremos en un camión todo terreno preparado especialmente para el avistamiento de fauna y dormiremos en tiendas de campaña en cada uno de los parques que visitemos. Nos acompañará un guía keniano y finalizaremos el viaje con una visita a un proyecto de cooperación al desarrollo en los ámbitos de la producción agraria, el comercio justo y la conservación de la biodiversidad.
Además, el viaje servirá para apoyar la labor de la Fundación, ya que un porcentaje del precio base será donado por Club Marco Polo para el desarrollo de proyectos de comunicación y divulgación ambiental.

Para más información: www.clubmarcopolo.com